debía tener unas 12397 mujeres en su mujer"
(Fragmento de Mujeres de Juan Gelman)
Hay veces en la que escuchas cosas, que hacen que todo tu cuerpo sienta un escalofrío, hoy a sido una de esas. Puede suceder por muchos motivos y ser causado por lo que escuchas, por de donde viene o por como se dijo.
También hay escalofríos deliciosos y escalofríos repugnantes.
Hoy he escuchado como se criticaba la celebración del día de las mujeres (con la excusa de que todos los días lo son, no lo niego, pero por qué no celebrar) y como se infravaloraba el trabajo de las mujeres directoras. Lo peor de todo, que como en otras ocasiones, esas palabras venían de una mujer.
En esos momentos yo me planteo, cuando una mujer niega o no reconoce el valor del trabajo de una congénere, ¿será quizás porque no valora el suyo propio o será porque piensa que defendiendo a la mujer se aleja de esta sociedad patriarcal?
Es difícil vivir fuera de la sociedad, la soledad no es un estado que la gente quiere para si mismo, pero lo peor de todo es que si eres feliz en soledad, la sociedad tampoco te quiere.
Y sigo cavilando en esto y llego a la conclusión de que yo soy feliz sola, que no quiero que me acepte una sociedad desquiciada en la que los hombres matan mujeres y las mujeres tienen que defenderse de ellas mismas.
Ese fue un escalofrío repugnante.
Afortunadamente en otras ocasiones conoces gente que piensa en igualdad, que valoran el trabajo que hacen las mujeres al igual que el de los hombres.
Gente que escucha y valora la opinión de los demás, porque se trata solo de eso, respeto, no hay hombres o mujeres, hay derecho de opinar y decir lo que apetezca y todos somos libres de hacerlo. Las palabras no matan.
El no decir algo tampoco mata, pero si oculta historias, personas, actos que hicieron crecer a la sociedad y que desafortunadamente solo se escondió lo que venía de las mujeres, porque todavía hoy en día hay gente que cree que nuestra función es acompañar y callar.
Hace un tiempo disfruté de un escalofrío delicioso, acudí a unas jornadas estupendas que organizó La tribu , conocí a mujeres y hombres interesantes con los que pude hablar e intercambiar pensamientos ese día. Y no solo los conocí a ellos, tuve la gran suerte de conocer a Las sinsombrero, a María Teresa León, Concha Méndez, Maruja Mallo, de la que alguna vez si vi algo, Josefina de la Torre, Marga Gil Roësset y muchas más, todas ellas mujeres interesantísimas que aportaron al mundo de la cultura muchas e interesantes obras, igual que los hombres de la generación del 27 a la que pertenecieron, pero ¿por qué nadie nunca habló de ellas? ¿por qué nunca contaron en las escuelas?
Desde ese día no dejo de pensar en ellas y no solo en las Sinsombrero, sino en todas las que lucharon e hicieron lo que amaban hacer y otros se empeñaron en ocultar.
No solo en ellas, sino en todas las que no abren los ojos a todo ese trabajo que realizaron y ejercen y cumplirán las mujeres, ellas mismas en muchos casos, pero ni así lo apreciaran.
Mujeres, empiecen a quererse, nadie lo hará como vosotras mismas.
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